MARI CARMEN SÁNCHEZ – VICEALCALDESA DE ALICANTE
Cuando entramos en el monasterio de Santa Faz, apenas apreciamos su infinito y perenne mensaje de fe y bondad, que se hace perfectamente visible cada mes de junio coincidiendo con las celebraciones en su honor. La imagen de San Antonio de Padua, situada en uno de los altares laterales del templo, suele pasar desapercibida durante todo el año. Sólo los más devotos se acercan hasta ese santo lugar para, en la intimidad, conversar con Él o pedir que le ayude a resolver algunos de los distintos problemas que la vida plantea.
Es, en el citado junio, cuando San Antonio de Padua adquiere el protagonismo que bien le corresponde en un caserío con profundas raíces alicantinas. Y esto es posible gracias al trabajo en equipo de una comisión de fiestas integrada por ocho personas. Pero, ¿qué siete? Óscar, Chantal, Manuel, Marina, Daysi, Conchi, Yrema e Ivonne representan la esencia del sentir hacia el Patrón.
Conforman, en la actualidad, la corriente de transmisión del legado recibido de recordadas y señeras generaciones anteriores. Uno de ellos, José María Giner Pérez ‘Pepito El Viscayo’, un pregonero que nos hará viajar en el tiempo el próximo 13 de junio. Que pondrá en evocador blanco y negro nuestros recuerdos a la hora de honrar al Patrón. Espero ese momento para impregnarme, con intensidad, de todo lo que han representado estas fiestas a lo largo de los años.
Santa Faz en junio es, preferentemente, San Antonio de Padua. Y mucho más. Juegos tradicionales, despertàs con olor a pólvora y música de dolçaina i tabalet, pasacalles con los pasodobles interpretados por una banda de música, actividades para que el ‘gusanillo’ de las fiestas llegue a los más pequeños, gastronomía, conciertos para todas las edades y la pirotecnia -que no falte nunca- en forma de mascletà o castillo de fuegos artificiales.
Y el esperado ‘día grande’. Ese 18 de junio en el que la imagen de San Antonio de Padua se convierte en el epicentro de las celebraciones. En el que todas las miradas de los habitantes del caserío y de las zonas aledañas se dirigen hacia ella cuando, horas antes de partir en procesión, recibe la ofrenda floral.
Este Saluda, que lleva inherente el deseo de unas felices celebraciones, plasma parte de mi sentir hacia lo que representa San Antonio de Padua. También expresa mi gratitud hacia unas personas que se vuelcan en perpetuar una de las esencias de Alicante, como son sus fiestas en barrios y partidas. Y las que se celebran en honor a San Antonio de Padua, son una de ellas.
Mari Carmen Sánchez
Vicealcaldesa de Alicante